La verdad, estaba re podrida de escuchar las mismas canciones de Lali, una y otra vez. Pero, a mi sobrina Morena le fascina. Ella, y Tini, Shakira, Camilo, y otros tantos. Pero nadie como la bendita Lali. Desde que mi hermana me la dejó por unos días, no había forma de hacerle escuchar otra cosa. Pero, entendía que todos los chicos y chicas de 11 años escuchaban lo mismo. Solo que, al quinto día de los mismos temas, de verla hacer las coreografías, de escucharla cantar los karaokes, y sumado a que la pandemia sacaba lo peor de mí, gracias a mi jefe que me insistía con vender planes de Internet y TV por cable, me sentía al borde del colapso. ¿Cómo podía ser tan insensible, y no entender que la gente no tiene un mango?
¡Bueno tía, al final, vos sos igual que todas las villeras, que dicen que Lali es un corchito de grasa! ¡A mí me encanta lo que hace! ¡Cuando sea grande quiero ser como ella!, me decía mientras yo arreglaba la cama para acostarnos. Lamentablemente, Morena dormía conmigo, porque mi hermano se había llevado a su departamento la cama individual que me había regalado mi viejo. De modo que, olvidate de tener privacidad.
¡Bueno More, pero hay muchas otras cosas lindas para escuchar! ¡Aparte, no puede ser que, otro día más pasó, y vos sin bañarte! ¿Hace cuánto que tenés la misma bombachita? ¡Me parece que a Lali no le gustan las nenas que tienen el culo sucio!, le dije como para hacerla reír, y para que piense seriamente en bañarse. Tal vez, lograba que se avergonzara ante la mirada de su ídola.
¡A Lali no le importa eso tía! ¡Aparte, la Mayra tampoco se baña seguido, y ella tiene 14 años! ¡Y tiene novio y todo!, me retrucó, echándose encima de la cama, descalza, con una bombachita blanca y una remera toda manchada de chocolate.
¡Bueno More, pero tu prima es una chancha, y su novio más, por estar con ella! ¡Vos, no tenés que compararte! ¡Vos sos vos, y tenés que bañarte, porque sí!, le dije, mientras ponía el despertador. Al otro día me esperaba una reunión por Meet con mi jefe y los empleados más importantes de la empresa de telecomunicaciones para la que, hasta ahora trabajo.
¡Tía! ¿A vos te gusta más Lali, o Tini? ¡A los varones les gusta más Tini, porque canta, bueno, más como putita! ¿Viste?, me soltó de golpe, mientras me sentaba en la cama para sacarme los zapatos. Nunca, ni en pandemia me acostumbré a usar zapatillas, y me odio por eso.
¡Morena, por favor! ¿Cómo vas a decir eso? ¡Los nenes de tu escuela, no pueden decir eso de una cantante! ¡Ni de ninguna otra chica!, le dije un poco sorprendida, pero demostrándole cierto repudio.
¡Por eso, a las chicas nos gusta más Lali, porque es más copada, y tiene toda la onda! Decía moviendo su cuerpo al ritmo de otro tema insufrible de Lali, que sonaba en su celular.
¡Bueno More, vamos a dormir frutillita, y mañana seguimos hablando de tu Lali! ¡Y por favor, mañana te bañás! ¡No quiero volver a verte con esa bombacha! ¿Estamos?, le dije, y le di un beso en la frente, dispuesta a taparme al menos con una sábana. Esa noche estaba especialmente caluroso, y no corría una gota de aire por las ventanas abiertas.
Una vez que More ya dormía en paz, apagué el parlantito Bluetooth que seguía reproduciendo un tema de Lali con vaya a saber quién, y me acomodé a su lado, con todo el cuidado de no despertarla. Sentía el cuerpo cansado. Tenía sueño, y aún así me costaba desconectar el cerebro. La cancioncita de Lali sonaba en algún rincón de mi inconsciente, cada vez más lejana. Traté de pensar en otra canción, tararear algo de Maná, o de Madonna, o de Soda, que son mis artistas favoritos. ¿Qué podríamos comer mañana? ¿Se conectará la insulsa de Anabel al Meet? ¡Seguro que tira algún comentario desubicado para que mi jefe la mire! ¡Es obvio que se la quiere filetear! ¡Y que a la muy desagradable le gusta llamar la atención! ¿Por qué será que no saben disimular esas cosas? ¡Che, todavía no llamé a mi ginecóloga! ¡Tendría que ir! ¡Qué calor de mierda che! ¿Hace cuánto que no llueve? ¡La verdad, no sé qué me voy a poner mañana! ¡Espero que no dure tanto la puta reunión, así hago tiempo a ir al súper, a la farmacia y a la pescadería! ¡Otra vez la canción de la boluda esta! ¿Che, habrá meado algún gato cerca de la ventana? ¿No será la bombacha de Morena? ¿Se habrá meado la guacha? ¡Basta che, que me quiero dormir de una vez! No podía dejar la mente en blanco, y encima me había rozado una teta en una de las tantas vueltas que di, y eso me generó un cosquilleo que, se pareció mucho a mis ganas de tocarme. ¿Hace cuánto que no me masturbo? ¡Che, pero no seas idiota Natalia! ¡Tenés a tu sobri al lado!
La canción de Lali seguía ronroneando en el interior de mis oídos, mientras el aire se me volvía más espeso. Me costaba cada vez más focalizarme en una idea que me regale algo de paz. Pero el cansancio de mi cuerpo al fin le ganaba a mi cabeza. De repente, la voz de Morena cantaba por algún lado de la casa, pero yo no la veía. Mi sábana me arropaba cada vez mejor, y el calor se extinguía por momentos.
De pronto estaba nublado. Mi cama había desaparecido. También mi diminuta habitación. Caminaba por una calle repleta de autos, pensando en que tenía que ir a buscar a Morena a lo de una amiguita. ¿Cómo se llamaba esa nena? No podía recordar su nombre. Y entonces, escuché un fragmento de un tema de Lali. ¿De dónde viene? ¡Seguro que ahí están Morena y su amiga! Aceleré el paso. Sé que me choqué sin querer con un hombre, que le pedí disculpas, y que él me sonrió. También recuerdo que vi mi reflejo en una vidriera, y no me reconocí con esa pollera tan cortita. Seguía buscando el origen de la canción, hasta que torcí a mi derecha, y caminé como dos cuadras. La civilización se apagó. Todo lo que había ante mis ojos una vez que doblé, era un callejón de tierra. Al norte había un camión gigante con acoplado, y al sur, la entrada. En el centro había una carpa rosada, en la que solo podía caber una persona, y a los costados de la calle, un montón de adolescentes, uno paradito al lado del otro. Algunas chicas tenían bebés en brazos. No sé por qué se me ocurrió buscar a Morena entre la multitud. No la encontré, y empecé a ponerme nerviosa. Sé que la llamé, que le pregunté a unos pibes, y que traté mal a una chica. Pero ninguno parecía querer hablar conmigo. De repente, la pequeña carpa se iluminó, y, casi en cámara lenta, empezó a desintegrarse. Una vez que todo lo que quedó en el suelo terroso eran retazos de plástico, hierros y tela, la figura de Lali surgió de entre unas luces destellantes. Una canción de su autoría o interpretación comenzó a sonar muy bajito, y los chicos aplaudían. Pero, esta Lali no estaba bien vestida, ni bien pintada, ni parecía tener ganas de cantar. Todos la miraban extasiados.
¿Hola mis amores! ¿Tienen ganas de divertirse conmigo?, dijo de pronto. Tenía una remera ancha, sin corpiño, un corte de pelo onda guachiturra, unas panchitas que la hacían visiblemente más alta, y un shortcito roto en la parte de la cola. se le re veía una bombacha violeta, y algunos trozos de sus nalgas desnudas. ¿Cómo podía ser esa, Lali? ¿La inmaculada genia de los adolescentes? No entendía absolutamente nada. Algo no estaba bien, y para colmo, Morena seguía sin dar señales.
¡Bueno, ustedes saben que, Tini se quiere ganar a todos los chicos, cantando como, como haciéndose la sexy! ¡Pero, yo soy la única!, dijo la atrevida, caminando lentamente, sacándole la lengua a unos chicos, meneando la cinturita y abriendo las piernas. Todos la silbaban, le decían cosas que no llegaba a procesar, y movían la cabeza en señal de asombro.
¿Quién va a ser el primer voluntario, en darme toda su lechita caliente?, dijo, esta vez apretando los dientes, y luego rejuntó un hilito de baba que empezaba a escaparse de sus labios. Un montón de chicos de no más de 19 años la rodearon de inmediato. Ella le bajó el pantalón a tres de ellos, y empezó a palparle las pijas. Las chicas le gritaban cosas como: ¡Así mamita, mamales bien las pijas, sacales toda la lechita, que vos te la merecés toda!
Y los chicos miraban cómo Lali se agachaba para bajarles los bóxers con la boca. En cuestión de segundos, la carita de Lali iba de una pija a la otra, salpicándose de su propia saliva y de los líquidos de esos villeritos afortunados. Uno de ellos le manoseaba las tetas, y ella le clavaba las uñas en la mano. En un momento se metió dos pijas en la boca, y todos la escuchamos atragantarse, intentando cantar uno de sus temas mientras peteaba y peteaba. A uno le besuqueó los huevos tan ruidosamente, que algunas chicas empezaron a aullar de calentura, y los chicos de envidia.
Enseguida, uno de ellos le roció la cara de semen, y el otro le embadurnó las manos cuando no pudo soportar más la pajita que le hacía. Con el otro tuvo más trabajo. Pero, a esa altura ya se había sumado un chico de unos 15 años, lleno de granos y con una bolsa de timidez colgándole de la espalda.
¡A vos te saco la lechita, apenas si te respiro cerquita de la pija!, le dijo Lali, y acto seguido le mordió los labios, mientras le desprendía el jean. Y casi tuvo razón. Apenas se la metió en la boca, solo se esforzó en decirle: ¿Me la vas a dar nenito chancho?, y el nene expresó en su rostro nervioso que le había largado todo adentro de la boca.
De repente, una de las chicas que tenía un bebé en brazos, se acercó a ella, justo cuando otro de los pibes le ensuciaba la remera con su semen.
¿Qué querés chiquita? ¿Te gustaría que pruebe la lechita que le das a tu bebé?, le dijo para que todos la escuchemos, y la chica se puso colorada. Pero Lali no retrocedió. Alzó al bebé de la chica, hizo un gesto de ternura, y enseguida se abrazó a esa rubiecita para comerle la boca primero. Después, empezó a manosearle la cola, y, cuando al parecer la chica perdía las esperanzas, Lali juntó sus labios a esa teta desnuda que dejaba gotones de leche en suspenso para alimentarse. Probó un poco de una, y otro poquito de la otra. La rubia gemía, y le decía cosas que nadie oía.
¡Es re rica la lechita de esta chica! ¿Hay alguna otra mamita adolescente que quiera convidarme de su leche? ¡Mmmmm, hoy estoy hambrienta, y quiero toda la lechita que puedan darme, nenes y nenas!, dijo entonces, separándose de la rubia, mostrándonos sus labios tibios y blancos por la leche que le había profanado. De golpe, uno de los chicos se acercó a Lali, y ella le mordió la oreja. El chico puso cara de “Te cojo ahora nenita”, y se le acomodó detrás, como en un trencito. Lali apenas quebró la cintura, sacando el culito para atrás, y el pibe empezó a fregarle el paquete. No vi el momento en que se bajó el pantalón. Pero, en cuestión de breves minutos, Lali se dio vuelta, apenas el chico se le despegó, y nos mostró a todos que tenía la parte de atrás del pantalón y las piernas chorreando semen. Los chicos seguían aclamándola, y las chicas le gritaban de todo. Ella parecía estar en un teatro exclusivo, solo para ella y sus admiradores.
¡Todas ustedes se mojan por mí, cochinas! ¡Y, a ustedes se les pone el pito bien duro por mí, pajeritos! ¿Los amo a todos!, dijo de repente, y entonces dos chicos más se separaron de la ronda de pendejos. A uno le permitió que le chupe las tetas para después agacharse y chupársela un buen rato.
¿Querés ensuciarme las tetas, o la carita nene?, le preguntó. Pero, casi no hizo falta que responda, pues, ni bien ella le sacudió la pija cerquita de sus tetas, el pibe casi se desmoronó en el suelo mientras le disparaba cuatro o cinco chorros violentos en esa remera que bordeaba lo desastroso. Al otro, directamente le hizo la paja sin bajarle el calzoncillo, comiéndole la boca, lamiéndole el cuello y hablándole como si fuese una nenita: ¡Dale nene, acabate encima, mientras te hechizo con mis besos, y te ponés loquito! ¡Dale, dame esa lechita, toda esa lechita quiero! ¿O, se te para más con otras cantantes?
Un nuevo estallido de aplausos, chiflidos y vítores llenaron el ambiente, mientras otro chico y dos chicas se acercaban.
¿Qué les pasa que vienen tan lento? ¿Me tienen miedo mis amores? ¡Esta noche es de ustedes! ¡Vamos, que tengo hambre, y ustedes, quieren sexo, mucho sexo! Les dijo, especialmente a las chicas. Una tenía un corte en la cara. Apenas estuvieron a su lado, a una le empezó a morder las tetas por arriba de su remera de Damas Gratis, mientras le pedía a la otra que la bese en la boca. Después, Lali abrió las piernas, y les pidió a las chicas que la imiten.
¡Ahora, vos bombón, agachate y olenos a las tres! ¡Y, quiero que seas bien sincero! ¡El olor a conchita que más te guste, esa va a ser la chica que te vas a coger! ¿Querés pendejo?, dijo Lali, tomándose de las manos con las chicas, una de cada lado. El pibito se agachó, y por un momento pareció dudar de lo que Lali le había dicho. Pero, en ese entonces, otro chico del público se acercó a vendarle los ojos.
¡De modo que, ahora no te va a quedar otra que oler, y elegirnos por el olor bebé!, decía Lali, cambiándose de posición , al igual que las chicas. La morocha, que no era la que llevaba el corte en la cara, tenía una calcita re apretada. El pibe se agachó, y las olfateó a las tres.
¡Ustedes, sigan comiéndose las bocas, mis chiquitas!, decía Lali, mientras el chico, que solo debía valerse de su olfato, intentaba adivinar cuál de las tres era la diosa de la noche. Pero, al parecer, él sabía a quién buscaba. De repente se levantó, y le tocó la panza a la que más lo sedujo. Se trataba de la del corte en la cara. Lali le quitó el pañuelo de los ojos, y tanto la chica como él parecieron satisfechos.
¡Bueno, ahora, los dos se sacan la ropita, acá, delante de todos, y se empiezan a comer con todo! ¿Ok? ¡Quiero ver cómo esta nena te come la pija! ¡Y vos corazón, quedate conmigo! ¿Alguien tiene lechita para mi amiguita?, dijo Lali, exultante, con la remera manchada de semen, y tan ágil como en sus coreografías terrenales. Enseguida se alistaron 5 pibes. Pero Lali eligió al que parecía más grande.
¡Ahí lo tenés amor! ¡Vamos, comételo a besos primero! ¡Calentale la boquita, así se le calienta el pito!, le dijo Lali a la chica, acariciándole la cola. otra vez más aplausos, delirios y revuelo. La de la cara cortada ya estaba en cuatro patas sobre una lona toda rota, que segundos antes no estaba allí, y el pibe se la montaba suavecito, pero haciéndola gemir. Lali, apenas los miraba. Ella se dedicaba a constatar los besos de la nueva pareja, y cada dos por tres se acercaba para decirles algo al oído. La chica ya le había sacado el pito afuera del pantalón, y ella todavía no se animaba a vestirse.
¡Hey hey, escuchen! ¿Sabían que Tini, duerme con ositos de peluche en su cama? ¿Y que le tiene miedo a la oscuridad? ¡Pobrecita la pendeja! ¿No cierto que ustedes, me quieren más a mí?, empezó a decirle a todos, sin detenerse en alguien principalmente, mientras daba saltitos, y se pegaba en la cola. en un momento se separó las nalgas y empezó a enterrarse el dedo entre ellas, como si les pidiera a todos que se la culeen ahí nomás.
De repente, Lali estaba rodeada de tres chicos. Se los tranzaba a los tres, y les mordía la nariz. A uno de ellos le pegaba todo el tiempo en el culo.
¿Vos? ¿Qué me querés coger nenito? ¿La concha, el culo o la boca? ¿Y vos? ¡Ah, sí? ¿Toda la lechita me van a dar? ¿Me van a bañar en leche?, decía Lali casi desenfrenada, mientras los pibes la chuponeaban por todos lados. Uno de ellos le pellizcaba el culo, y ella le pedía que se lo haga más fuerte.
¡Bueno bueno mis amores! ¡Vamos a ver! ¡El que tenga la pija más grande de estos tres pajeros, tendrá el honor de sacarme el shortcito! ¿Les parece?, nos dijo a toda la concurrencia, y entonces, ella misma se encargó de hacer desaparecer sus pantalones y calzoncillos. El más gordito de los tres, tenía un pito de nene que daba pena mirarlo. El pelirrojo, no estaba nada mal. Pero, el que ganó, fue uno que tenía una remera de una banda metalera que no conocía. ¡A ese, Lali le frotó el culo por la pija. ¡Después se agachó, se la escupió, y se la metió un buen rato en la boca! ¡Cuando se la sacó, dijo: ¡Guaaaau, qué pija rica, qué hermosa es tu pija nene! ¡Dale, agachate, y antes de sacarme el short, oleme toda!
Todos vimos cómo la reina de los adolescentes, una vez que el esclavo se arrodilló ante su voluntad, ella lo agarró del pelo y frotó toda su cara contra su entrepierna, diciéndole todo el tiempo: ¡Oleme nene, olé a tu ídola, oleme que soy una mujer, una hembra alzada por todos ustedes, mis pajeritos hermosos!
Al ratito, Lali ya no tenía su shortcito. Pero el chico seguía hincado en el suelo, oliendo su intimidad. Hasta que su antojo lo obligó a morderle, lamerle y friccionarle la conchita con su lengua, dedos, su rostro y mentón. Ahora Lali gemía, se enrojecía de placer, le pedía y nos miraba a todos con una cierta penumbra en sus ojos: diciendo todo el tiempo: ¡Así pendejo, comeme la concha, chupame bien la conchita neneeeee, aprendé a chuparle la concha a una mujer, chupá, aaay, asíii, comeme, oleme toda, y mordeme la bombacha, comeme, asíii, cogeme con esa lengüita!
De pronto, el chico se levantó del suelo, aturdido y mareado, y con toda la pija brillante de su propia leche. Lali había logrado que ese guacho divino se acabe encima, con tan solo chuparle esa conchita prohibida para todos, salvo para quien ella deseaba realmente. Ahora se paseaba en bombacha, repartiendo besos a chicos y a chicas, manoteándole las tetas a las que se las habían descubierto, nalgueando los culos que le parecían excitantes, y sacándoles la lengua a los que se pajeaban. En un momento le bajó el pantalón a un chico de unos 12 años, le comió la boca, le mordió la oreja y le pidió a otro chico que le chupe el pito. Pero, como éste se negó, hizo un movimiento con sus manos, y automáticamente desapareció de la ronda. Al chiquitín, lo premió al hacerlo acabar, solo con besarlo en la boca.
¡Vení vos, tetona hermosa! ¡Subite la pollera, y mostrale la bombacha a todos!, le dijo a una morocha de pollera celeste con carita de drogada. La chica lo hizo, e inmediatamente uno de los chicos la colocó a cuatro patas para darle pija por el culo.
¿Vos, te llamás Romina, no? ¡Vení bebé, que me dijeron que tus besos son muuuy ricos! ¿Es verdad que sos la peterita de la escuela?, le dijo a una flaquita de un culo precioso. Empezó a besarla en la boca, diciéndole todo el tiempo: ¿Tenés olor a pito mi amor, mucho olor a lechita de nene, y esa lengüita me pone re trola!
Hasta que se cansó de ella, y llamó a otro chico.
¡Acá la tenés! ¡Se llama Romi, y es muy petera! ¡Dale Romi, sacale la lechita, toda la que puedas, y cuando te acabe en la boca, me llamás, así nos comemos un ratito! ¿Querés?, les decía, mientras tres chicos le tironeaban la bombachita violeta, como para arrancársela.
¡Chicoooos, vamooos, quiero una linda pija adentro de la conchita! ¿Alguien me la quiere dar? ¿No me digan que me tengo que conformar con una nenita gritona, con olor a perfumito, a transpiración, o a pichí! ¡Quiero coger con un lindo nene!, decía Lali, paseándose entre todos los pibes, perreándoles, tirándoles besos, lamiéndoles las manos, poniéndoles cara de putita y comiéndole la boca al que se le antojaba. En un momento se tranzó a tres chicas.
¿Vos? ¡No me digas que sos Morena? ¿Vos sos la famosa More? ¿Y, es verdad que no te bañás, ¡Me dijo tu tía que andás con la misma bombachita hace, no sé, hace días? ¿A Lali le encantan las nenitas que se hacen pichí por ella! ¿Me dejás que te saque esa bombachita bebé? ¿Eeeh? ¡Sé que tenés 11 añitos, y que te gusta un nene de la escuela! ¿Pero, con esa bombacha, me parece que solo yo te voy a elegir! ¡Dale More, abrime las piernitas, que te voy a dar muchos besitos en esa vagina hermosa que tenés!, le decía Lali a mi sobrina, que ahora estaba acostada en una cama, con una vedetina blanca y rodeada de tres nenes con sus pitos parados, muy cerca de su boquita.
Ya era demasiado! ¿Cómo Lali se había convertido en una perversa en mis sueños? Me desperté de golpe, confundida, histérica, con un calor insoportable, y un montón de cosquillitas en todo el cuerpo. El olor a pichí de Morena era más agudo, real y problemático. No entendía por qué, pero, todos esos recuerdos, condujeron mis manos directamente a mi vagina. Me saqué la bombacha, le acaricié la colita a More que seguía durmiendo como un angelito, y empecé a pajearme con todo. Me golpeteaba la concha, me apretaba las tetas, me escupía las manos para dilatarme el agujero del culo, y hasta me introduje algunos dedos. ¡Qué perra estaba Lali, rodeada de nenes calientes, de chicas fanáticas, de feromonas desatadas, y bañada en leche! ¿Por qué yo no podía ser esa Lali? ¿Por qué yo no podía elegir la pija más linda, merendar toda la lechita que quisiera, o pedirles a una pareja de amigos que cojan adelante mío? ¿Por qué no podía decirle a mi jefe que el empleo me tenía re podrida, y que siempre me lo quise coger, desde que lo vi? ¿Por qué nunca tuve el valor de comerme a mi mejor amiga, por lo menos fingiendo estar muy borracha? ¡Quiero probar la conchita de Lali! ¿Cómo serían las tetas de mi sobri cuando se desarrolle? En todo eso pensaba, mientras la cama me daba vueltas, el aire se volvía más denso que antes, el olor a pis de More se acentuaba gracias a la humedad reinante, y mi vientre se colmaba de unas ganas de dejarme fluir, que no podía expresar con palabras. Acabé en el exacto momento en que More se movió y se dio vuelta. Suspiré, apreté las piernas para no despertarla, por si acaso, y entonces, sentí que Morena, en realidad parecía querer levantarse. Entonces la vi. ¡Se estaba sacando la bombacha!
¿Perdón tía! ¡Me la saqué, porque, me parece que tengo olor a pichí! ¡Te juro que mañana, sí o sí me baño!, me dijo, luego de acostarse una vez más, dejando su bombacha debajo de la cama. ¡Ahora, creo que no voy a poder dejar de escuchar a Lali, solo para recordar lo putita que la vi en mi sueño! ¡Tal vez, cuando More sea más grande, se lo pueda contar! Fin
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Cafecito nacional de Ambarzul para mis lectores nacionales 😉
Ko-fi mundial de Ambarzul para mis lectores mundiales 😊
Ya te vas a lo meta físico con tus relatos. Me sorprendes en cada uno con algo nuevo y ahora, casi sobre natural. Siempre presente el desborde, las chanchadas y las acabadas encima sin fin. Encima, esa lolita de Lali devenida en mayor, bien cara y pinta de turrita de flequillo villero que se tornó, provoca esas cosas. Muy buen relato mi sacerdotiza!
ResponderEliminarBueno, muchas gracias. Pero, este relato, se lo debo a Marcelo, que me lo solicitó. A mí, me divirtió mucho escribirlo para ustedes. Gracias!
EliminarQue te puedo decir q ya no te dije.
ResponderEliminarCon este, un simple gracias no alcanza, te superas relato tras relato.
Mejor no te digo cómo terminé.
Besos
Matcelor1967
Gracias a vos Marceeeeeeeeeeeeeee!
EliminarLali! mmmmmmmmmmm que chaaaanchiiita también esa tía, que riiiico me encanta como escribís me deja muy acalorado leerte. ¡Seguí así Ambar!
ResponderEliminarMirá que relato tan rico, y qué casualidad que yo iba a escribir uno con una antagonista de la misma edad y el mismo nombre...
ResponderEliminarHola Ciro! Gracias por tus valoraciones. Espero, para cuando gustes, un nuevo relato tuyo. Son realmente muy interesantes, y excitantes. ¡Un besooo!
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