[Tarde pero seguro, por única vez publicaré un relato de esta sección fuera de tiempo. Me disculpo con Ciro del Oeste por la tardanza y con ustedes, mis fieles lectores]
Esta fue una experiencia cuckold cuando mi mejor amigo viene a tomar algo y drogarnos un poco. Mi novia volvió borrachita de una juntada con amigas, y tomó sin saber de una jarra loca que preparamos con pastillas.
Tengo 30 años y una novia de 23, flaquita y petisa, piel canela y cabello castaño. Stefy fue alumna mía en un gimnasio y empecé a cogérmela desde que tenía 16. Me hubiese gustado desvirgarla. Ahora somos pareja.
Resulta que aquel Día del Amigo vino Walter a mi casa, un amigo de la infancia, casi un hermano para mí; también deportista y profe como yo, apenas más alto y más robusto. De los dos, yo soy el más pícaro... él suele ser bastante tímido y respetuoso con las mujeres.
Ese día Stefy se había ido a festejar con sus amigas. Así que nosotros aprovechamos a fumar porro y tomar merca, mientras charlábamos de todo un poco y nos bajábamos un buen fernet con coca.
Pasaban las horas, entre música, los videos graciosos que nos compartíamos, las anécdotas que recordábamos; y como a las 2am, ya estábamos re duros de tanta merca que habíamos tomado, y Stefy me aviso por Whats que en un rato volvía. Entonces Walter sacó una pastilla y dijo: Ponele esto a la jarra, es clona, nos va ayudar a bajar un poco así no se nota que tomamos tanta papusa. La molí, la puse en el trago con un poco de desconfianza, y revolví bien. Solo llegamos a darle un sorbo cada uno, cuando a los minutos llegó mi novia, antes de lo que esperábamos, bastante risueña y pasadita de copas.
Nosotros dos tratamos de disimular la dureza, pero ella en su afán de ocultarnos su propio estado deplorable, creo que ni se percató de nada, y nos dijo:
-Uy me convidan un poco?
Walter le dice – Si querés te preparo un vaso...
-No, dejá, si igual no voy a tomar tanto.
Upa! Está bueno- agregó al tomar un poco. Los dos nos miramos preocupados mientras Stefy se invitaba a sentarse con nosotros. Estaba bastante borracha. Le aflojó el codo y no se fue hasta que se terminó casi toda la jarra ella sola. Obviamente, al pasar los minutos "le dio sueño". Así que ni bien se sentó en el sillón, se durmió como un bebé. Walter me dijo que no me preocupe, que "no pasaba nada", que a lo sumo iba a quedar noqueada hasta mañana. Así que aprovechamos y volvimos a tomar unos pases de merca y hablar de minas. Le conté de mis aventuras, y él de las suyas. Yo le conté que me cogí a la mejor amiga de Stefy. Después él me confesó que mi cuñada está que se parte, que re contra da para entrarle, y que, siempre le pareció que ella le miraba el bulto. Yo le dije que también me la quería coger, pero no sabía cómo hacer. En fin... entre el alcohol, la merca y la charla nos estábamos excitando, como dos adolescentes pajeros.
En eso noté que él miraba todo el tiempo hacia donde estaba Stefy, semi acostada, toda despatarrada en el sillón grande del living. Como tenía un vestidito suelto y liviano, se le re veía la tanga. Así que le dije, medio boleado y con la voz seca:
-Esta Regaladísima así no? Jajaja, Hasta se le ve la tanga ¿Viste?
Él se puso algo nervioso, pero trató de disimularlo diciendo
-Y… se ve que le pegó fuerte la pastilla.
Yo que ya estaba excitadísimo, me paré con la excusa de buscar hielo de la conservadora. Cuando volví me senté al lado de mi novia. Mientras a Walter le tocaba preparar la siguiente jarra de fernet, yo empecé a tocarle la conchita a mi flaquita sobre la tanga blanca de algodón.
-Mirá amigo, la tiene re calentita. Creo que quiere pija esta conchita.
-Que suerte che! Pero esperá a que me vaya por lo menos... no comas en frente de los pobres, que yo hace más de un mes que no la pongo.
-Ni ahí amigo, yo si como convido- le dije guiñando el ojo. Eso medio que lo desconcertó, y se quedó callado mientras armaba el nuevo cóctel. Entonces para no caer en la incomodidad lo invité a sentarse con nosotros, dejando a Stefy en el medio.
-Traé la jarra, y yo armo otra línea de gilada acá sobre la mesa ratona- le dije para convencerlo.
Nos dimos un buen pase cada uno y un par de tragos de fernet. Cuando ya pegamos el subidón le tiré:
-Mirá amigo... tocala, sentí qué calentita que tiene la conchita.
-Seguro boludo?
-Sí, sí, igual ni se va a enterar esta.
Walter dudaba demasiado para mi gusto. Así que yo, a esa altura re caliente, agarré su mano y la puse en la pierna de Stefy, cerca de su vagina. Él me miro a mí, miraba a mi novia y fue acercando la mano; y viendo atento si ella reaccionaba... empezó a acariciarle la vagina sobre la bombachita que traía. Los dos estábamos re al palo mal.
-Uff amigo...! está re calentita. Me va a reventar la verga. Me dijo Walter
-Pajeate boludo! no tengas vergüenza, yo también estoy re caliente.
Me paré y apagué la luz. De repente quedó una iluminación muy tenue. Walter se manoseaba el bulto sobre el pantalón de jogging que tenia y seguía acariciando a Stefy que respiraba pesadamente. Yo me acerqué y también la toqué. La putita se estaba humedeciendo.
-Uh boludo, hiciste que se le moje la bombachita, ahora se la voy a tener que sacar.
Entonces me arrodillé frente a ella, le saqué la tanguita y se la tiré a Walter en la cara, que ya cebado de alcohol, merca y calentura, se bajó el pantalón, y oliendo la tanga de algodón de mi novia empezó a pajearse. Tenía una buena pija. Casi el mismo tamaño que la mía pero más gruesa. Yo, que estaba arrodillado frente a Stefy, me puse sus piernas al hombro y empecé a comerle la conchita, lamiendo y haciendo ruidos adrede, como un perro tomando agua. Stefy, aún inconsciente, emitía gemidos ahogados, lo que nos indicaba que sentía de alguna forma todo lo que pasaba a su alrededor, y que le gustaba. Walter nos miraba y se pajeaba furioso.
A los dos minutos me levanté y preparé dos rayones más de merca. Nos dimos un último saque, y le dije, cada vez más empalado:
-Está re mojadita. Querés probar amigo?
-Seguro che? No se va armar quilombo? Mirá si se enoja... decía dudando otra vez
-Dale no seas boludo, ahora le pregunto.
Entonces él se arrodilló y empezó a comerle la chucha, con lamidas y una mamadita suave, hasta romántica diría, mientras seguía pajeándose. Mi novia empezaba a gemir más con el sexo oral que le hacía mi amigo. Con lo que yo empecé a besarle los labios, la cara y el cuello, mientras le pelaba las tetas del vestido. La tomé de la cabeza, me saquee el short y el bóxer de una, y le refregué mi pija por la cara y los labios; dándole golpecitos con mi glande hinchado y tratando de metérselo en la boca. En eso estaba cuando le pregunté
- Te gusta cómo te come la conchita mi amigo, amor?
-Hm humm- afirmaba semidormida.
-Que bien… y no querés chuparle el pito un toque a Wal? (Ella le decía así) Eh? Querés probar la pija de mi amigo?
-Hmm si amor. Respondía como sin saber en realidad qué le estaba preguntando.
A todo esto Walter se había levantado del sillón para quitarse el pantalón, para ponerse de pie en el asiento con la pija re dura en la mano, más o menos a la altura de la cabeza de Stefy, para apoyársela en la boca, sin dejar de apretarse la base del tronco.
-Dale amor, chupale la pija. -ordené
Ella reaccionó como si estuviese por desperezarse, y abrió los ojos entre dormida. Miró la pija de mi amigo casi pegadita a su boca, frente a su carita desconcertada, y así comencé a disfrutarla yo, en primer plano, metiéndose la pija de otro hombre en la boca. Stefy empezó a chuparle la pija a mi amigo, que me miraba agradecido y gozaba. Me excitaba ver como ella se comía otra pija, y que lo hacía con ganas, a pesar que siempre guardaré las dudas sobre si era consciente de lo que hacía, debido a su estado. En ese momento, quería ver su carita rodeada de pijas gordas, repletas de gotas de semen, a punto de coronarla.
-Feliz día amigo! Le dije a Walter mientras le palmeaba el hombro con fuerza. Él se reía como un adolescente en plena edad del pavo, acariciándole el pelo a mi novia y guiando el ritmo del pete con toda la pachorra del mundo. Estábamos los dos súper excitados, él para no acabar, le sacaba la pija de los labios y le dirigía la boca a mi flaquita hasta mi pija para que me la chupe unos, segundos, y después retomaba él. La verdad que en ese momento yo gozaba más viendo y pajeándome que participando. Entonces bajé desesperado por las caderas de mi novia, volví a chuparle la concha y le saqué el vestido casi sin esfuerzos, dejándosela toda desnudita a mi amigo, que recibía placer con la boca de mi novia, como yo sabía que lo esperaba hacía tantos años.
Estuve chupándole la concha por unos minutos. Hasta que me frené para decirle, realmente sacado:
-Bueno, ya está lista amigo, cogetelá.
Y con un tono de novio cariñoso y complaciente le pregunté a mi flaquita
-Amor... querés que Walter te la meta por la conchita? Te gustaría que mi amigo te coja?
-Hnmm... Seeem... amorrr – decía un poco mas consiente, pero no sé si lúcida .
Entonces me senté y la acosté en el sillón con la cabeza sobre mi pierna, con su boquita apuntando a mi chota... y Walter me preguntó si por casualidad tenía forros para prestarle, porque él no trajo. Le contesté que no, que se la coja así, a pelo, que Stefy toma pastillas. Y de pronto estaba siendo espectador en vivo de cómo mi mejor amigo se acomodaba entre las piernas de mi noviecita, acercando su pija a su vagina depiladita y lubricada. Yo tenía la pija durísima apoyada en la cara de ella. Walter colocó su glande sobre su vagina y comenzó a deslizar su dureza inflamada por el orificio estrechito de Estefanía. En menos de un minuto se acomodó mejor y comenzó hacer presión. Con la lubricación que tenían ambos, la penetración fue lenta y muy erótica.
Stefy se tensó y emitió un gemido, abriendo los ojos como si despertara de una pesadilla. Yo tome su mano para darle seguridad, mientras ella me miró confundida, y luego miró hacia su entrepierna, viéndose desnuda y penetrada por mí amigo. Entonces, cuando creía que volvería en sí, apoyó su cabeza y cerró los ojos, como volviéndose a dormir. Mi amigo empezó a entrar y salir de ella suavemente, y el clima se llenó más de erotismo. Él se la cogía lento y bufaba. Mientras lenta y progresivamente iban chocándose sus pubis, se les hacía más profunda cada penetración. Yo la sostenía y acariciaba su cabello castaño mientras ella comenzaba a gemir cada vez más. Yo aprovechaba para pasarle la pija por la boquita, metiéndosela por momentos mientras me masturbaba. Walter mantenía el ritmo y se la cogía muy bien.
-Y amigo? Esta rica mi novia? Le pregunté después de calientes minutos sin palabras.
-Off ! Perfecta amigo. La tiene re apretadita encima.
-Viste! Y ya vas a ver otro día como cabalga…
Stefy seguía gimiendo ante la cogida de Walter, y yo usaba su boquita para que me la chupe mientras le preguntaba
-Te gusta cómo te coge mi amigo amor?
-Ummm siii
– Sos tremenda putita amor, me encanta! Eencima ya le chupaste el pito, zorrita.
-Ahora te va a coger siempre que venga ¿no amigo?
– Si ella quiere…
– Vas a querer que te coja siempre amor? –
-Siii… ummm
-Te gusta cómo te coge?
-Mh Hmmm
-Te gusta su pija amor? Te gusta más que la mía? le pregunté ya con un morbo de cornudo increíble
- Mmmm seee ... Qué rica pija mmm! Dame la leche amorr... -eso es algo que siempre me dice a mí cuando quiere que acabe, aunque en ese momento no supe si lo decía por costumbre, por mi pija en la boca, o por la cogida que le daba mi amigo. ¡Tampoco me importaba! Todo esto lo decía entre gemidos con los ojos cerrados.
-Dame la leche amor, quiero la leche adentro
Yo no aguanté más de la calentura y le mandé 3 chorros de leche bien calientes en la boca, y otros 3 o 4 chorros en su carita con pecas, bien de pendeja putita. Walter, que al cabo de un tiempo parecía que no daba más, se recostó sobre ella y empezó a cogérsela más duro. La besaba en los labios, SE besaban compartiéndose las lenguas como si nada, -algo que me calentaba muchísimo- y también amasaba sus tetas, luego su cuello. Yo me aparto unos centímetros para que él se acomode y disfruten ellos solos. En eso, Stefy empezó a hacer unos movimientos de caderas acompañando la cogida que le daba mi socio en una posición más íntima.
-Ay Stefy... qué rica que estás mi amor! Sos una bomba! Sabes hace cuánto que te quería coger? le decía Walter al oído, ya desinhibido, mientras le besaba el cuello. Con lo que ella se volvía loca y gemía más intensamente.
-Ummh... Qué rica pija mi amor…. cogeme… cogeme… así… que pedazo de pija que tenés.
-Uh...No aguanto más, voy acabar .. Voy acabar! exclamaba mi amigo aumentando el ritmo y la intensidad de la cogida.
-Ssssi amorrr, llename de leche... no la saques ! No la saques.
-Dame la leche! Dame la leche! Ummm - le suplicaba mi novia, bien borrachita, a lo que seguido, lo abrazó a mi amigo, por detrás de su cabeza y también con sus piernas sabiendo de la inminente venida de leche calientita y espesa que iba a salir de la pija de mi amigo, haciendo que este empiece a acabar y gemir llenando a mi novia de leche frente a mis ojos. Los dos gemían como locos cuando ella lo empezó a besar con desesperación. Besos que él correspondió mientras seguían moviéndose en perfecta sincronía en los últimos momentos de sus orgasmos, en esos últimos arrestos de adrenalina contenida. Luego se quedaron unos segundos más besándose, hasta que el sacó su pija, por fin flácida y su vagina empezó a derramar mucha leche. Estefanía volvió a quedarse inconsciente casi al instante. Walter se incorporó, tomó su ropa del suelo y pidió permiso para ducharse. Yo me quedé dándole mimos a mi novia que se había portado tan bien. Le limpié un poco la concha, después le puse la bombachita y la llevé hasta la cama, cargada en mis brazos.
Cuando Walter salió del baño estuvimos hablando un poco sobre lo que pasó, él con un poco de incertidumbre por cómo seguirían las cosas entre los tres. Yo le dije que estaba todo bien, que ya íbamos a ver... y si se daba, por qué no repetirlo con Stefy más lúcida. Esperó un rato, tomamos un par de tragos más, y cuando la luz ya nos dilataba las pupilas, se marchó a su casa.
Ahora me quedaba ver cómo despertaba Stefy... si recordaba, cuánto recordaba y cómo iba a manejar el asunto de que mi amigo le llenó sin reparo la vagina de posibles bebitos, porque yo le MENTÍ sobre que ella tomaba pastillas anticonceptivas. ¡Y para colmo, en esos días estaba ovulando! Fin
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