"Otros ratones": ¿Miramos una peli?

 Escrito por el Griego

 

- ¿Miramos una peli? -me preguntó Sandra, mi amiga del barrio de toda la vida. Le dije que sí, y nos apoltronamos en el sillón en su casa, como cuando teníamos 10 años y nos poníamos a ver películas de terror, hasta que la primera se meara encima, de cagonas que éramos las dos. Sin embargo, había un brillo especial en su sonrisa esa vez. Yo la conocía bien. Significaba "yo sé algo que vos no".


Apoyó su culazo pesadamente en el sillón, y se puso a buscar el archivo en el Cel, que luego conectó al televisor. Estábamos solas, como casi siempre en esos momentos. Así que no sabía con qué me iba a salir.


- ¿Qué vamos a ver, San? -pregunté.

-Ya vas a ver, Gordu-me dijo

- ¿Pero ¿cómo se llama?

-No tiene nombre. ¡Y aguantá, no seas tan ansiedad nena!

Eso me tendría que haber dicho todo. El video empezó. Era una toma de celular hecha en la galería que llevaba desde la entrada a la casa. Sandra entraba, vestida re gata. Mini-mini, una pollerita que tiene que apenas se agacha un toque le muestra la bombachita, tacos y una remera super escotada, sin corpiño.

De entre los árboles, le salían dos tipos con pasamontañas, y el que filmaba también se movía desde atrás de otro árbol, dando a entender que estaba escondido.

-Che, ¿esto es un corto, uno de esos que hace el Manco?, le pregunté con la boca seca.

-No -ella negó con la cabeza-. El Manco no tiene nada que ver con esto.

En el video, uno de los tipos la agarraba por atrás y le tapaba la boca, mientras el otro le agarraba las manos. Se escuchaba bien: ella quería gritar, revoleando patadas. Los tipos le cagaban un par de bifes, la ponían en el piso, y la rebajaban con la mirada.

-Callate, puta- le dijo uno, y le cruzó la cara con una sonora cachetada. Me pareció reconocer la voz. ¡Pero no podía ser!

- ¿Sandra? -La miré. Ella ni respondió ni me miró. Tenía cara de poker.

En el video, el que filmaba se acercó e hizo una toma directa mientras otro le rompía la remera, dejando sus generosas tetas expuestas. Uno hizo un bollito con la remera rota y se la metió en la boca. Los dos tipos se apoyaron sobre ella, para inmovilizar sus brazos y piernas.

Los tres se pusieron a amasar y manosear sus tetas mientras ella lloriqueaba. De pronto, uno, andá a saber cual, empezó a cagarle cachetazos en las tetas, otro se subió un poquito el pasamontañas y le mordió un pezón. Ella, con la boca llena de tela, pegó un gritito que apenas se escuchó.

-Vamos a romperle el orto-dijo otro. Entonces, le dieron vuelta como con desprecio mientras ella pataleaba, incluso pegándole a uno en un momento. Boca abajo, le separaron las piernas y le sacaron la pollera, le corrieron la tanga roja que llevaba. Uno le apoyó la rodilla en la espalda. El de la cámara ayudó un poco apoyándose en una de las piernas de Sandra. Yo no podía dejar de mirarla. No tenía la más mínima expresión. Es que luego, en el video, le escupían el orto, la dedeaban, la cacheteaban.

-Callate, puta, que te va a gustar -decía uno de ellos- ¿te gusta hacerte la linda, ¿eh? Ahora vas a aprender...

El que filmaba hizo una toma de su cara: ella lloraba descontrolada, intentaba hablar, pero no podía por la remera en su boca, le corrían los mocos. En eso, pega un grito ahogado. El tipo mueve la cámara y muestra como el amigo le empezó a romper el culo. A mí me corrió una lágrima. Ahí sí, Sandra mi miró. Y sus labios se torcieron en una sonrisita.

-Rompela toda-decía un tipo en el video-rompela, después la dejamos acá, le dejo unos pesos en las tetas y listo.

Mientras la chota del otro entraba y salía de su cola, mientras ella lloraba y, creo, rogaba y mendigaba, mientras se comía cachetadas en la cara y en las nalgas. Al ratito el tipo acabó. Sacó la pija y le acabó en las nalgas.

- ¿Vas a estar calladita?-preguntó un tipo. El de la cámara le filmó la cara mientras asentía. Le sacaron la tela de la boca.

-Por favor... -decía Sandra en el video, llorando desconsolada pero bajito- Ya está... ya está, dejenme...

-No hasta que acabemos todos -decía el tipo y le cagaba otra cachetada. El que recién había acabado le agarró los brazos por atrás y le apoyó la rodilla en la nuca. El otro sacó la verga y se la metió en la boca.

-Dale, dale-dijo el de la cámara-cogele la boca a esta puta de mierda.

Y miré a mi amiga... y no sólo sonreía. Yo conocía esa mirada: la muy trola estaba caliente. Mirando cómo la ¿violaban?

El de la cámara y el otro empezaron a escupirla, la cara, las tetas, el pelo, mientras ella lloraba, pero ya no pataleaba. A veces había algunos planos más largos, quizá para mostrar su cuerpo, que, la verdad, está muy bien.  Al rato el tipo empezó a bufar, sacó la chota, se pajeó y acabó en la panza y entre las tetas. Se pasaron el celular y pude ver al fin al camarógrafo.

-Lo conozco -murmuré, recordando que sabía hablar.

-Ahora te voy a dar-decía el antes camarógrafo y le cagaba una cachetada mientras se sacaba la pija.

-Es el gordo Chungo! -dijo-. ¡Es su voz y todo! El gordo Chungo era un amigo nuestro, de nuestra edad, siempre se juntaba con nosotras, de toda la vida. Ahí la miré de nuevo. La hija de puta se había bajado la calza hasta los tobillos y se estaba haciendo la paja.

En el video, la tiraban de nuevo al piso, el gordo le metía cuatro pijazos, sacaba la chota y le acababa en la cara, todo rapidísimo. Yo no lo podía entender. Incluso, y después de todo lo que había visto, me costó creer cuando vi a Sandra en el video, en posición fetal, los tres rodeándola, pija en mano, y meándola copiosamente. 

-No sabés lo que me costó convencerlos para que me peguen -dijo Sandra sin dejar de masturbarse, entre gemidos-. Incluso hubo que hacerlo dos veces.

Se me cayó la mandíbula al piso. Pero me costaba decirle algo. Aunque, estaba segura que la humedad de mi vulva era tan real como todas las escenas que veía anonadada.

-Todos andamos mal de plata gordi... -mencionó ella, y empezó a tocarse más despacio-. Yo me acordé que había leído sobre una página donde venden videos de violaciones reales... y bueh, lo armamos y salió bien.

Me miró y sonrió mientras el video terminaba, irremediablemente.

-Re bien -dijo-. ¿No notaste que Mariano pudo cambiar el auto al fin y que Mario se fue de vacaciones con la mujer y los chicos?

Hija de puta, y yo re angustiada al principio... fue todo lo que me salió decir.

-Tengo otro videíto para mirar, ¿eh? A lo mejor te gusta más, Gordu. La mandé a la mierda. Me paré, me fui, salí a la calle... y me di vuelta y volví. No sé si me llamaba más la curiosidad u otra cosa.    Fin

Comentarios

  1. El Griego28/9/25

    Era más oscuro de lo que me pareció cuando lo escribí jajaja

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